Irene Serrano
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Durante tres años en los que han atendido a Fuji sin bajar los brazos, he estado tranquila porque sabía que estaba en las mejores manos. Es lo mejor que pudimos hacer por ella. Fuji era un caso muy difícil y todo el equipo se portó con ella y con nosotros con una calidad humana inmejorable, desde el primer día que entró hasta el último que estuvo allí. Hicieron más incluso de lo que se podía. Siempre hemos sentido que estaba muy bien cuidada y a nosotros también nos cuidaron de una manera espectacular. Sólo puedo estar agradecida a todas y cada una de vosotras, desde las chicas de la entrada, hasta los ATV, pasando por supuesto por todas sus veterinarias. A Bea, por salvarla aquella noche y otras tantas veces y a su gatito por donarle su sangre. A Ana, por tu cariño especial. A Loli, por luchar incansablemente, por escuchar nuestras locuras, por quererla. Por ser la persona que estaba más preocupada por ella después de nosotros. Por su trabajo. Por su calidad de persona. Si Fuji ha estado a nuestro lado todo este tiempo, es por ella. Es imposible plasmar agradecimientos a todos y decir todo lo que sentimos. Por eso, una y mil veces, recomendamos este centro.