Mielopatia degenerativa en perros

La mielopatía degenerativa en perros es una enfermedad neurológica progresiva que afecta la médula espinal, causando una pérdida gradual de movilidad en las extremidades traseras. Esta condición es similar a la esclerosis lateral amiotrófica (ELA) en humanos y suele afectar a perros de razas grandes y medianas, como el pastor alemán, el bóxer y el corgi galés de Pembroke.

Un perro en el veterinario

La enfermedad se desarrolla lentamente y no causa dolor, pero puede ser devastadora para los dueños, ya que su perro perderá progresivamente la capacidad de moverse por sí mismo. Con el tiempo, los músculos de las patas traseras se debilitan y atrofian, afectando eventualmente la movilidad de todo el cuerpo.

Causas y factores de riesgo

La principal causa de la mielopatía degenerativa en perros es una mutación en el gen SOD1, que juega un papel crucial en la protección contra el estrés oxidativo. No todos los perros con esta mutación desarrollan la enfermedad, pero aquellos con predisposición genética corren un mayor riesgo. Otros factores de riesgo incluyen:

  • Edad avanzada (generalmente se presenta en perros mayores de 8 años).

  • Predisposición racial.

  • Falta de actividad física y problemas de movilidad previos.

  • Enfermedades previas que afecten la médula espinal.

Los estudios indican que la mielopatía degenerativa es hereditaria y se transmite de manera autosómica recesiva, lo que significa que ambos padres deben portar el gen mutado para que un cachorro tenga riesgo de desarrollar la enfermedad. Sin embargo, no todos los perros afectados presentan síntomas clínicos.

Sintomas de la enfermedad

Los síntomas de la mielopatía degenerativa en perros suelen aparecer de manera gradual y progresiva. Los signos clínicos incluyen:

  • Debilidad en las patas traseras.

  • Pérdida de coordinación y arrastre de las extremidades.

  • Dificultad para mantenerse en pie o caminar.

  • Incontinencia urinaria en etapas avanzadas.

  • Falta de reflejos en las extremidades afectadas.

  • Parálisis progresiva.

Inicialmente, los dueños pueden notar que su perro tiene dificultades para subir escaleras o que arrastra las uñas de las patas traseras al caminar. A medida que la enfermedad avanza, el perro perderá completamente la movilidad de sus patas traseras y eventualmente la de las delanteras.

Diagnostico y pruebas necesarias

El diagnóstico de la mielopatía degenerativa en perros se realiza por exclusión, ya que no existen pruebas específicas para confirmarla. Los veterinarios suelen emplear los siguientes métodos:

  • Evaluación clínica y neurológica.

  • Radiografías y resonancia magnética para descartar otras enfermedades.

  • Pruebas genéticas para detectar la mutación del gen SOD1.

  • Análisis de líquido cefalorraquídeo.

  • Biopsia de tejido nervioso en casos específicos.

El diagnóstico temprano es clave para proporcionar un tratamiento adecuado que ayude a mejorar la calidad de vida del perro. Muchas otras enfermedades neurológicas pueden tener síntomas similares, por lo que es fundamental descartar otras afecciones como hernias discales, tumores o infecciones de la médula espinal.

Tratamiento y manejo de la enfermedad

No existe una cura para la mielopatía degenerativa en perros, pero es posible mejorar la calidad de vida del animal con un manejo adecuado. Algunas estrategias incluyen:

  • Terapia física y rehabilitación.

  • Uso de arneses y sillas de ruedas caninas.

  • Suplementación con antioxidantes y antiinflamatorios.

  • Ejercicio moderado y control de peso.

  • Hidroterapia para mantener la fuerza muscular.

  • Medicación para tratar síntomas secundarios como infecciones urinarias.

El tratamiento debe centrarse en mantener la movilidad del perro el mayor tiempo posible. La fisioterapia y el ejercicio guiado pueden ralentizar la progresión de la enfermedad y evitar la atrofia muscular. Además, los arneses de soporte y las sillas de ruedas pueden ayudar a los perros a desplazarse con mayor facilidad.

Prevencion y cuidados especiales

Aunque no se puede prevenir completamente la mielopatía degenerativa en perros, algunas medidas pueden reducir el impacto de la enfermedad:

  • Realizar pruebas genéticas antes de la reproducción en razas predispuestas.

  • Mantener una rutina de ejercicio regular.

  • Brindar una alimentación equilibrada y adecuada.

  • Acudir al veterinario regularmente para evaluaciones de salud.

  • Implementar cuidados paliativos cuando la enfermedad se encuentra en etapas avanzadas.

Los dueños de perros predispuestos genéticamente deben estar atentos a los primeros signos de la enfermedad y actuar de inmediato para retrasar su progreso. La prevención en términos de selección genética es clave en la lucha contra esta afección.

Convivencia con un perro afectado

Cuidar a un perro con mielopatía degenerativa requiere paciencia y compromiso. Es importante brindarle apoyo y adaptaciones en su entorno, como suelos antideslizantes y camas ortopédicas. Además, la atención emocional es fundamental para mantener su bienestar y calidad de vida.

Es recomendable hacer cambios en la rutina diaria del perro para facilitar su movilidad y evitar lesiones. Algunas sugerencias incluyen:

  • Proporcionar una alimentación adecuada para evitar la obesidad.

  • Asegurar un acceso fácil al agua y comida.

  • Evitar superficies resbaladizas que puedan dificultar el movimiento.

  • Dar masajes para estimular la circulación sanguínea.

  • Utilizar pañales o empapadores en caso de incontinencia.

Cuando la enfermedad alcanza una etapa avanzada y el perro pierde completamente la movilidad, es fundamental discutir con el veterinario la mejor opción para garantizar su bienestar. En algunos casos, la eutanasia humanitaria puede ser una opción a considerar cuando la calidad de vida del animal se ve gravemente comprometida.

La mielopatía degenerativa en perros es una enfermedad debilitante que afecta principalmente a razas grandes y medianas. Aunque no tiene cura, un diagnóstico temprano y un manejo adecuado pueden mejorar significativamente la calidad de vida del perro. La combinación de terapia física, uso de dispositivos de apoyo y cuidados específicos puede marcar la diferencia en el bienestar del animal. Es fundamental que los dueños estén bien informados y trabajen en conjunto con su veterinario para ofrecerle a su mascota el mejor cuidado posible.

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