Diabetes en gatos: síntomas, cuidados y tratamiento

La diabetes en gatos es una de las enfermedades endocrinas más comunes en felinos, especialmente en machos adultos y con sobrepeso. Aunque se trata de una patología crónica, con el diagnóstico adecuado y un tratamiento constante, muchos gatos pueden llevar una vida saludable y activa.
En Evidensia te explicamos en qué consiste esta enfermedad, sus síntomas, cómo se diagnostica y qué cuidados necesita un gato diabético.
Un gato jugando

¿Qué es la diabetes en gatos?

La diabetes mellitus es una enfermedad hormonal en la que el organismo no produce suficiente insulina o las células no responden correctamente a ella. Como resultado, la glucosa se acumula en la sangre y aparece también en la orina.
Esta situación provoca un desequilibrio en el metabolismo del animal, que empieza a presentar síntomas como sed excesiva, aumento del apetito y pérdida de peso.

Causas y factores de riesgo

La forma más común de diabetes en gatos es similar a la tipo 2 en humanos: una combinación de resistencia a la insulina y una producción insuficiente.
Factores de riesgo más frecuentes:
  • Sobrepeso
     
  • Edad avanzada
     
  • Sedentarismo
     
  • Uso prolongado de corticoides
     
  • Enfermedades como pancreatitis o Cushing
     
  • Predisposición genética (como en gatos birmanos)
     
En algunos casos, la diabetes también puede tener un origen autoinmune, aunque es menos habitual.

Síntomas de diabetes en gatos

Los síntomas pueden desarrollarse de forma progresiva, y en muchos casos se confunden con otros problemas de salud. Los signos más frecuentes son:
  • Aumento de la sed
     
  • Micciones más frecuentes
     
  • Aumento del apetito
     
  • Pérdida de peso sin causa aparente
     
  • Letargo o debilidad
     
  • Dificultad para saltar o caminar
     
Algunas complicaciones pueden provocar vómitos, respiración acelerada o trastornos nerviosos. Si detectas alguno de estos signos, acude al veterinario cuanto antes.

Complicaciones: la cetoacidosis diabética

Una complicación grave de la diabetes no tratada es la cetoacidosis diabética (CAD). Es una urgencia veterinaria que se produce cuando el cuerpo empieza a producir cuerpos cetónicos, sustancias tóxicas que alteran el equilibrio del organismo.
Síntomas de alerta:
  • Fatiga extrema
     
  • Pérdida total del apetito
     
  • Vómitos
     
  • Respiración rápida o dificultosa
     
Ante cualquiera de estos síntomas, se debe acudir de inmediato al veterinario.

Diagnóstico de la diabetes en gatos

El diagnóstico se realiza mediante:
  • Análisis de sangre (para detectar hiperglucemia)
     
  • Análisis de orina (para confirmar presencia de glucosa)
     
  • Test de fructosamina (glucosa promedio en semanas anteriores)
     
  • Pruebas complementarias: ecografía, pruebas de lipasa, etc.
     
Es importante descartar otras enfermedades con síntomas similares, como hipertiroidismo o insuficiencia renal.

Tratamiento y control de la diabetes felina

El tratamiento habitual incluye:
  • Inyecciones de insulina (dos veces al día)
     
  • Dieta específica baja en carbohidratos
     
  • Control del peso y rutina diaria
     
  • Ejercicio moderado y supervisado
     
El veterinario será quien determine el tipo de insulina, dosis y frecuencia más adecuada. En muchos casos, tras unas semanas de tratamiento, algunos gatos pueden entrar en remisión y dejar de necesitar insulina.

¿Cómo es la vida con un gato diabético?

Vivir con un gato con diabetes requiere compromiso, pero no es una misión imposible.
Consejos prácticos:
  • Administra la insulina a las horas recomendadas
     
  • No dejes al gato sin supervisión largos periodos
     
  • Controla su alimentación con precisión
     
  • Facilita acceso constante a agua limpia
     
  • Observa signos de hipoglucemia (temblores, debilidad, desorientación)
     
Algunos cuidadores optan por medir la glucosa en casa con un glucómetro felino. En todo caso, las visitas regulares al veterinario son clave para ajustar el tratamiento.

¿Puede curarse la diabetes en gatos?

Aunque no existe una “cura” definitiva, muchos gatos alcanzan una remisión clínica si se detecta a tiempo y se sigue el tratamiento de forma estricta. Esto significa que pueden dejar de necesitar insulina, aunque deben continuar con una dieta especial y seguimiento veterinario.
En Evidensia te ayudamos a controlar esta enfermedad paso a paso, adaptando cada tratamiento a las necesidades de tu gato.